El Padre analiza el Evangelio del día, que relata dos episodios de la vida de Jesús. En el primero, Jesús es invitado a comer en casa de un fariseo en sábado y es observado con recelo por los fariseos y doctores de la ley, quienes esperaban ver si curaba a un enfermo en día de descanso. El Padre critica la interpretación abusiva y exagerada que hacían de la ley del sábado. El segundo episodio muestra a Jesús enseñando sobre la humildad, al ver que los invitados buscaban los primeros puestos. Les aconseja ocupar el último lugar para ser exaltados por el anfitrión. El Padre enfatiza la perenne actualidad del Evangelio y advierte sobre el peligro del modernismo en la Iglesia actual, que busca interpretar la palabra de Díos según criterios humanos y circunstancias históricas. Critica la "hermenéutica de la continuidad" como una ruptura encubierta con la tradición. Finalmente, reflexiona sobre el valor de la humildad para el cristiano, quien no debe buscar la gloria del mundo sino ser fiel a Cristo, aun si eso implica persecución y desprecio. Concluye exhortando a vivir de manera que al final de la vida Dios nos diga "amigo, sube más arriba".