Cristo es la Palabra del Padre que convive con nosotros. Es como espada de doble filo. Todo el mundo tiene que tomar partido o a favor o en contra. Por eso puede hablarle a los muertos. "Niña contigo hablo..." Le habla a la naturaleza y la naturaleza le obedece. El Señor nos habla a todos. Le habla a los miedosos. "Tened confianza, yo he vencido al mundo..." "¿Por qué tembláis..." Les habló a los pecadores. "Hay más alegría en el cielo..." "¿Cuántas veces tendré que perdonar..." La necesidad de ir al confesionario y recibir la comunión, según la doctrina de las condiciones de la Iglesia. Les habló a los que quieren un cristianismo sin cruz. "Quiero que estos dos hijos míos.." El camino pasa a través de la cruz. Y se dirige a todos. "Amad a vuestros enemigos..." Nos dijo algo inaudito, "Bienaventurados los pobres..." Un mandamiento nuevo. Nos enseñó a amar. Nos enseñó a mirar a las mujeres con ojos limpios. Amar con pureza, y no cosificando a las personas. Hoy día la degradación de la sociedad cuando el amor se convierte en una relación animal. Nos dijo que quería ser nuestro amigo, "ya no os llamaré siervos..." "La bandera que ha alzado el esposo contra mí..." Y quiere que le respondamos de corazón. "Yo soy para mi amado..." "Y a mí tienden todos sus anhelos". Pero ¿quién habla de estas cosas hoy día? Miguel Hernández decía, "En las aladas almas de las rosas..."