Para uso interno por el estilo de hablar del Padre. El Padre pasa de un tema a otro. El cariño que le debemos a Dios impone que seamos hombres de nuestro tiempo. Las cosas no van a caer por la chimenea. Lo que os decía esta mañana acerca de leer y estudiar. Cuando el Padre era universitario no entendía la vida universitaria como que había que estudiarse cuatro apunticos. Había que ampliar con libros. Es necesario hacer una lista de libros. Comenta su lectura del libro del Padre Isla y del modo de predicar antiguamente. Debemos ejercitar la facultad de pensar. Comentario a la decadencia española después del Siglo de Oro. Hoy día ya no se predica como en los tiempos del Padre Isla. Pero la debacle actual, aunque es diferente, en el fondo es lo mismo. Se ha perdido lo esencial, Jesucristo. Hay que convertir el descanso y la diversión para aprender. Dios no ayuda a los gandules. También veo cuando hacéis a patadas las cosas. Hay que leer y trabajar. Habla del Quijote, de Garcilaso, etc. Debemos tener buenos escritores. Y ahora quiero contaros una anécdota de Valencia que se la he comentado a Pedro Javier: las chicas de Valencia le presentaron a unos chicos. Y fueron a ver al Padre en un jardín de Valencia. El Padre no sabía que decirles. Pero al final le dijo lo que estaba pensando: no se qué deciros, pero os invito a un café. Y al final los despedí. Y ayer le enviaron un recado de que querían hablar con el Padre. La virtud de la sencillez y la naturalidad. En la clerecía lo normal es lo artificioso. La sencillez y la naturalidad es lo mejor. Pero la sencillez es una virtud complicada. Comenta que un sacerdote se acercó a la ventanilla de su coche para preguntarle como se hacía el apostolado con los niños. Y el Padre le respondió que no era un tema para hablarlo con el coche andando. La sencillez es el amor de Dios. Los jóvenes de ahora aman mucho la sencillez y les cae gordo lo artificioso, que es lo contrario de lo que hacen hoy día los pastoralistas. Esa naturalidad brota por ejemplo en los sermones del Padre Isla. Y otra cosa que os quiero decir es que, si hacemos el bien, también nosotros lo recibimos. Si enseñamos, aprendemos también. Todo apostolado que quiera triunfar tiene que ser crucificado. Si esto tiene relevancia con la tercera edad, imaginaos la relevancia con otros apostolados y otras edades. Menciona a Daniel.