El Padre resume el Evangelio donde Jesús envía a sus apóstoles a predicar con pocos recursos materiales, enfatizando la importancia de los medios sobrenaturales. Critica las tendencias actuales que reducen el mensaje cristiano a aspectos meramente sociales o psicológicos, despojándolo de su contenido trascendental. El Padre advierte sobre los peligros de una sociedad que ha perdido su conexión con Dios, mencionando problemas como la amenaza nuclear, la crisis ecológica, la delincuencia juvenil y la desintegración familiar. Señala los riesgos de la manipulación genética y la planificación integral del ser humano, que podrían llevar a la pérdida de la libertad y dignidad humanas. Para contrarrestar estas tendencias, el Padre insta a los cristianos a profundizar en su fe, sin avergonzarse de ella, y a mantener la esperanza en el triunfo final de Cristo. Destaca la importancia de la caridad y el amor fraterno como testimonio cristiano, así como el compromiso con la construcción de la sociedad temporal. Finalmente, exhorta a los laicos a participar activamente en la vida política y social, guiados por el magisterio de la Iglesia y su conciencia, mientras que los sacerdotes deben dar testimonio de la palabra de Dios. Concluye recordando las palabras de Jesús sobre su victoria sobre el mundo, animando a los fieles a mantener la confianza en Cristo.