En el día de la fiesta de la Asunción de la Virgen María, el padre reflexiona sobre la importancia de esta celebración y el significado de María como modelo para los cristianos, especialmente para las mujeres. Destaca las virtudes ejemplares de María: 1. Su fe inquebrantable al aceptar ser la madre de Dios. 2. Su obediencia humilde a la voluntad de Dios y a su esposo José. 3. Su fortaleza al permanecer junto a la cruz durante la crucifixión de Jesús. 4. Su pureza y virginidad, que se combinan milagrosamente con su maternidad. El padre critica los movimientos feministas modernos, argumentando que promueven una visión distorsionada de la dignidad femenina. Sostiene que la verdadera realización de la mujer no requiere imitar al hombre, sino cultivar las virtudes femeninas ejemplificadas por María. Enfatiza la importancia de la maternidad y el papel complementario de hombres y mujeres en el matrimonio y la familia. Defiende la idea de que la obediencia de la esposa al marido, cuando se basa en el amor mutuo, no disminuye la dignidad de la mujer. El padre también menciona las apariciones de Fátima y lamenta que los papas no hayan consagrado Rusia al Inmaculado Corazón de María como se solicitó. Concluye instando a los fieles, especialmente a las mujeres, a ver a María como modelo de virtud y a considerarla como una verdadera madre celestial.