Homily
Homily del 17 de enero de 2010
Charla ID:
2010.01.17.H
Título:
La fiesta del hombre y la fiesta de Dios
Duración:
0:37:57
Temas:

Palabras Clave:
Fecha Litúrgica:
Texto Bíblico:
Jn 2: 1-11
Comentario:
El Padre comienza leyendo el evangelio. Expone su doctrina del libro "La fiesta del hombre..." El Evangelio nos expone la idea de la Fiesta y de la Alegría, algo que todos los hombres, lo reconozcan o no, van buscando. Dios puso esa ansia en el corazón. "Nos hiciste Señor para ti..." Los que han errado el camino de la senda alegría la buscan donde jamás la podrán encontrar. Nos presenta el evangelio en paralelo, no en contraposición, las dos fiestas, la del hombre y la de Dios. La del hombre no se cumple como tal cuando no va acompañada de la de Dios. El Padre contrapone las características de una y otra. La finitud y el cálculo de la fiesta del hombre. Dos invitados de la fiesta humana: la temporalidad. Nada es eterno para el hombre. Lo bueno se acaba. Y luego la finitud y la pequeñez. Dios ha llamado al hombre para la alegría. Dios acude en nuestro socorro. En la Fiesta de Dios se habla de plenitud, sin límites. Y el vino, el mejor. Estamos llamados a la alegría perfecta. "Voy a mi jardín a beber de mi vino..." Dios, más que nuestro juez, quiere ser nuestro amigo. "Ya no os llamaré..." El amor que Dios ha querido tener con nosotros es hasta la embriaguez. La parábola de los invitados a la cena. El vino y la embriaguez son constantes para expresar la alegría perfecta por el amor. Jesús es la Vid. Dios nos ama hasta el fin. "Este es mi mandamiento, que os améis..." Dios es la causa de nuestra alegría. "El que permanece en mí y yo en él..." Los cristianos olvidan esto, incluso dentro de la misma Iglesia. Se han salido del camino. El amor procede de la Trinidad. "Cuando venga Aquél..." El amor en la Trinidad. Dios puso en nosotros la capacidad de amar. "Si alguno tiene sed..." El amor no tiene precio. Es incondicional. "Si alguno ofreciera su amor..." El amor es Dios. En el evangelio, la Virgen se dio cuenta de que no tenían vino. Las palabras de la Virgen son un diagnóstico de la vida de hoy. Nuestro cristianismo hoy día es triste. El ocultamiento del Espíritu y la apostasía general, empezando por los obispos. Hoy se desprecia la injusticia. Hoy triunfan los malvados. En nuestra patria los medios de comunicación son marxistas. La mirada de amor. "De nuevo os veré y se alegrará vuestro corazón..." El joven rico y la mirada de Jesús. "Prendiste mi corazón..." Somos capaces por la gracia de Dios de prender el corazón de Dios. "Si no me dejas que te lave los pies..." "Aparta ya de mi tus ojos..." Cristo murió de amor por nosotros en la Cruz. Dios se siente enamorado de nosotros. Y en tal grado que no perdonó la vida de su propio Hijo. "Me pediste que hablara de las cosas..." Nosotros hemos sido invitados a las bodas de Dios. El reduccionismo del cristianismo a algo sin Dios. Referencia a un locutor (Cesar Vidal) que no menciona nunca a la Virgen y habla de los padres de Jesús y niega la concepción virginal. Y esto lo hacen también cardenales. El mayordomo de la fiesta intenta dar una explicación razonada del milagro. Nosotros sí sabemos de dónde viene ese vino. Dado el comportamiento de los hombres hoy día, puede ser que a Dios se le agote la paciencia. "Y a ti y a mi qué nos va..." La educación para la ciudadanía. El papel de la Virgen María que fue capaz de vencer la aparente indiferencia divina. La virgen y los santos son los que salvan a la Iglesia. Los pensamientos de Dios son más sabios que los de los hombres.
Resumen:
Resumen del discurso del Padre: El Padre reflexiona sobre el evangelio de las bodas de Caná, utilizándolo como metáfora para hablar del amor de Dios y la alegría a la que estamos llamados los cristianos. Destaca que la fiesta humana siempre tiene limitaciones, mientras que la fiesta de Dios es plena y abundante. El vino que Jesús proporciona representa el amor divino que llena y embriaga el corazón del hombre. Critica la falta de este "vino" (amor y alegría) en el mundo actual, señalando una crisis de fe y apostasía. Lamenta el reduccionismo del Evangelio y la negación de verdades fundamentales como la divinidad de Cristo. Resalta el papel de la Virgen María como intercesora, cuya insistencia logra la intervención de Jesús. Enfatiza que la Virgen y los santos son quienes salvan a la Iglesia en tiempos difíciles. Concluye que los pensamientos y caminos de Dios son superiores a los de los hombres, y que Dios cuenta con la fe de María y el heroísmo de los santos en sus planes desde el principio. El Padre llama a los fieles a buscar esa alegría plena y ese amor embriagador que solo Dios puede proporcionar, en contraste con las limitaciones y tristezas del mundo actual.
Comentario Técnico:
Buena calidad de sonido.