El Padre reflexiona sobre las aparentes paradojas o aporías en las palabras de Jesús, explicando que estas no son realmente contradicciones, sino que la extrañeza surge de nuestra limitada comprensión humana. Estas expresiones forman parte de un sistema perfecto dentro del Evangelio. El punto central de su mensaje es que los carismas, milagros y obras, por impresionantes que sean, no tienen valor sin la caridad y el amor. Citando a San Pablo en Corintios 13, enfatiza que sin amor, todo lo demás es vacío. El Padre profundiza en el significado bíblico del "conocimiento", explicando que cuando Jesús dice "no os conozco", se refiere a la ausencia de una verdadera intimidad de amor entre Él y sus seguidores. Este concepto de conocimiento en la Biblia va más allá de la simple familiaridad, representando una unión profunda y perfecta. El propósito fundamental de la venida de Cristo fue establecer esta relación de amor: "Yo vine para que el amor con que tú me amaste, oh Padre, esté en ellos y yo en ellos". Concluye recordando que lo verdaderamente importante es amar en todas sus formas, y aunque no alcancemos el amor perfecto, la constancia en intentarlo y comenzar de nuevo cada día es valiosa. Cita las palabras del Señor: "In patientia vestra possidebitis animas vestras" (Es por medio de la paciencia como salvaréis vuestras almas), enfatizando la importancia de la perseverancia en el camino del amor.