El Padre habla del sacramento de la confesión y de la necesidad de tener paciencia con los defectos de los demás. La manera de ayudar a nuestros hermanos es limpiar nuestro propio ojo. Limpiemos nuestros ojos para ver claro. Tiene más importancia de lo que parece. Podemos sentirnos abrumados por la extensión del mal hasta el punto de pensar que no podemos hacer nada ante la tremenda crisis de fe que estamos viviendo. Y pensar que no podemos hacer nada. Ante eso: la manera de ayudar a nuestros hermanos es limpiar nuestro ojo. Si tu ojo es puro, todo tu cuerpo será luminoso. Podemos ser buenos. Los problemas no tienen solución fuera de nosotros sino dentro de nosotros. Lo peor es si no soy bueno o mi corazón no es de Dios. La historia de Abrahan pidiendo a Dios que perdonara a una ciudad si encontraba algún hombre justo. El cristiano vive de tres virtudes teologales que son decisivas: fe, esperanza y caridad.