Para uso interno por el estilo de hablar del Padre. El Padre lee el evangelio del día. Quiere explicar a sus hijos el significado de la vocación. La vocación más maravillosa del mundo: sed pescadores de hombres. Nuestra misión no es la de denunciar sino la de pescar seduciendo. Comenta que D. Paulino hablaba con él del apostolado donde decía que el secreto del apostolado a propósito de un sacerdote pasionista en Guayaquil, español que denunciaba los defectos, pero no arrebataba. No es suficiente denunciar los pecados de la gente, hace falta la unción, lo positivo. Hay que seducir a la gente, como hacen los santos. El Padre habla de su primer encuentro con Raúl. Hay que hablarles de la pobreza, pureza y generosidad. Este es lo que seduce a la gente. Hay que ir por el mundo hablando del amor. A la hora de hacer apostolado, no hay que hacer mucho uso de nuestras técnicas, sino obedientes al Señor. La fidelidad y la obediencia a las palabras de Jesús. El mandamiento único. Que nuestra misión no sea de denuncias, crispada, sino la de seducir. La santidad como esencial para vivir nuestra vida con sentido.