Para uso interno por el estilo de hablar del Padre. La relajación del verano. El Padre quiere que se ponga un poco de orden y concierto. La mortificación es un deber. Todo el mundo se pone el cilicio, supongo yo. La mortificación es un pilar importante. Bebemos un día agua fresca y siempre queremos beber agua fresca o casera. Los pinches siempre se apresuran a abrir una cerveza de más, que una vez abierta ya se la tienen que tomar. Si una noche en vez de cerveza, tomamos un traguito de agua y ya está bien. Conviene no acostumbrarse a nada. Yo si me tomo un cubata en la cena, no tomo cerveza en la cena. Habla de cómo hacer el cubata y cuánto alcohol. No nos debe dominar la comida ni la bebida. Menciona a Carmen. Hay que evitar las excesivas visitas a la cocina. Recuerda el Padre cuando al principio del verano todo el mundo desfilaba para coger el café y tuvieron que regular esto. Dice Juanjo que los pinches en la cocina se pasan picando cosas. El Padre dice que no debe abusarse en eso y que los pinches no deben abusar de la bebida y de la comida. Los pinches, aunque trabajan y pueden comer alguna cosilla, pero deben mortificarse también. En la comida, aunque la Señora dé la lata, hay que comer lo que se necesita. Menciona a Paquito. Si las cosas nos dominan, estamos perdidos. Le ha dicho a Miguel Rosique que se encargue de la cocina y Juanjo de la jefatura general. Todo lo que hace el Padre, lo podéis hacer vosotros. Menciona a Raúl. Debemos ser señores de nuestras acciones. Si no somos generosos en la mortificación no hay amor de Dios. San Juan de la Cruz y la mortificación universal. Los pretextos para no usar el cilicio. Me gusta ver que la gente disfrute, pero me da miedo cuando se extralimitan. Menciona que a Lope le das dos botellas de litro y tan campante. Se ríe de la gente que dice que el cubata le sienta mal con cognac pero no con ron. Habla del cognac que se debe usar. El Padre se ríe de las manías. Menciona a D. José. Menciona el equipo que fue a Ecuador con él, y allí no se encontraba más que aceite vegetal. En España no se conocían estos aceites. Los sacerdotes de Murcia que fueron a Ecuador decían que no podían comer aceite vegetal porque les daba diarrea. Y el aceite de oliva costaba como el caviar. Crítica a los maniáticos.