El Padre sigue leyendo las folias en las páginas 97-98 correspondiente a la edición de 1984. El Padre comenta que no debemos olvidar que el amor verdadero es fusión de vidas. Nuestra vida se debe asemejar a la vida de Jesús. Pobreza, pureza, limpieza de corazón, humildad, todo como Cristo. El Padre habla de los falsos misticismos. El Padre habla de la institución de la Iglesia y de la jerarquía en relación a la obediencia y aceptación de nuestra jerarquía. La jerarquía fue puesta por Jesucristo. La docilidad a la Iglesia es fundamental. "Ahora bien, si la esposa desea sentir al Esposo..." No nos tomemos estas cosas como si fueran palabras. A Dios hay que amarlo en totalidad. El Padre habla del amor con totalidad y de la reciprocidad. El amor es libertad. Al Padre le da la impresión de que son realidades tan grandes y tan bellas que no logro alcanzar ni exponerlas. Son realidades que no se pueden comprender. Esta es nuestra indigencia y nuestra miseria. Vivimos en arras. Entre el ya y el todavía no. Hay muchos cristianos que no esperan nada. El Padre compara nuestro catolicismo pastelero con el falso misticismo y la falsa religión del marxismo. El marxismo arrastra mucho más que el pasteleo. Mención a un libro: "El comunismo y el hombre". El Padre comenta que ha leído mucho sobre marxismo. El sueño verdadero frente al sueño falso. Samuel Beckett y su esperando a Godot. Mención al diálogo "Córdula".