El Padre no usa el evangelio del día, sino el evangelio de la parábola del grano de mostaza. El Padre habla del sentido del adviento, aunque nosotros no deberíamos necesitar esa llamada de atención de la Iglesia a la mortificación. Pero como somos también débiles, debemos reavivar nuestra conversión. El otro día le decía a los niños de Burgos que el piso de Burgos ha sido obra de los niños. Los sacerdotes habíamos decidido que era imposible poner piso en Burgos. El Padre explica el evangelio del grano de mostaza. Al Padre no le convence la interpretación tradicional de esta parábola. Para él significa lo que el Señor ha querido hacer con nosotros. El Señor se encontró con nosotros. La amistad del Señor para con nosotros. Cosas necesarias para que crezca nuestro amor al Señor: el sacrificio, la oración, etc. Dentro de unos años, nosotros nos iremos por esos mundos de Dios y mucha gente se acercará a nosotros. No importa nuestra limitación. El Padre habla de su conversación con D. Micael. Luego habla de lo que va pensando cuando viaja a Burgos o a otros sitios. El Padre se siente muy feliz y muy ilusionado. Y quiere escribirle a Paulino para que el apostolado de Cuenca crezca.