Lope lee las folias y el Padre comenta en las páginas 159-165 de la edición de 1987. "El evangelista achaca..." Nada puede ser amado sin ser conocido. Cuando aquello que podría ser conocido y no lo es, es por defecto nuestro. Hay algo que nos incapacita para ver y para amar. Este algo es la falta de paralelismo en la vida del Señor con respecto a la nuestra. Comentarios graciosos sobre la pesca en el Pedregal. Dios es fuego devorador. El amor es al hombre como la gravitación a todas las cosas materiales. Si no lo tiene donde está, lo busca con los sucedáneos. El Padre lee la parte del libro "El Harpa de San Francisco" muy bellamente. Luego el Padre habla de la vivencia en tinieblas. Somos templos del Espíritu Santo. El Padre comenta que discutía con Juan María sobre un texto de San Bernardo sobre el amor en la que el Padre discrepaba del santo. Decía Marín que los comentarios del Padre eran un gran avance sobre la teología de San Bernardo.