El Padre hace un análisis de cómo va el verano con la llegada de los chicos de Burgos. El Padre habla positivamente de cómo ha crecido el amor a Dios en los chicos. Los chicos son duros de pelar, pero con corazón y folloneros. Esta es la gente que el Señor quiere. El Padre compara el carácter castellano con el carácter meridional en España. Se pregunta si eso es así después de conocer a los chicos de Burgos. El Padre no ha notado ninguna diferencia. El Padre da también gracias a sus hijos mayores por haber traído a estos chicos. El apostolado es muy duro. A los hijos se les engendran con dolores de parto. Referencia al día de ayer, fiesta del Cura de Ars. El Padre habla del futuro de Burgos y de la capilla que quieren poner en Burgos. La misión de los mayores con respecto a los pequeños. Los mayores deben ofrecer el cariño de los pequeños a Dios. Lo más difícil del Padre ha sido ofrecer sus hijos a Dios. El Padre le pide a los pequeños que se vuelvan locos por Dios. Luego se dirige a los más pequeñitos de Burgos, aunque sean duros de pelar. El Padre insiste en que el apostolado se fundamenta en el sacrificio. Sacrificio en el estudio, en el comer. Este verano no ha sido tan fácil. Pero ha valido la pena. Habla sobre una carta de Angel María y otra de Octavio. El Padre desea que los de Burgos vinieran a Murcia a estudiar. Habla también del piso de Parra que pone para ser usado por nosotros en Murcia. El Padre habla de la vergüenza que siente de la misión que le ha dado el Señor. Mención a la película de anoche. Intensificad el cariño del amor al Señor, del amor a vuestros hermanos, y del amor a la Virgen del Pedregal. El Padre ofrece todos los días del año la misa por nosotros. No acepta intenciones.