Meditation
Meditation del 13 de abril de 1981
Charla ID:
1981.04.13.M
Título:
La Encarnación y el modo humano de amar a Dios
Duración:
0:33:08
Temas:
Palabras Clave:
Fecha Litúrgica:
Texto Bíblico:
Comentario:
Para uso interno por el estilo de hablar del Padre. Ayer decíamos que es imposible llegar a Dios si no es a través de Jesucristo. No debemos olvidar el paso obligado y afortunado por la naturaleza humana de Jesucristo. Perfecto hombre y hombre perfecto. Ahora insistimos en "perfecto hombre". Somos distintos a los ángeles. El Padre se sonreía de pequeño cuando le decían que todos los ángeles cabían en la punta de un alfiler. Nosotros necesitamos el paso por lo sensible para amar a Dios. Dios se hizo hombre para facilitarnos las cosas. La diferencia con la revelación de Dios en el Antiguo Testamento, terror, miedo, respeto. El que viera a Dios cara a cara moriría. El Dios hecho carne que había visto en Belén cuando era un niño, según decía Baltasar en la película de ayer. Un Dios indigente. Mención a la película Ben-Hur. Al ser hombre perfecto, tiene una capacidad de amar infinita y unos sentimientos finísimos. Dios ama de una manera que se nos escapa. Su forma de amar se nos escapa infinitamente. Menciona a Carlos. Dios hila muy fino. Cuando nos aprieta, como le pasó a Raniero cuando llegó, es porque hila fino. El amor es desinteresado y perfecto solo mira a la persona amada. Cuando lo pasamos mal, por ejemplo, en la oración, es porque así lo impone la pedagogía divina. Hay que amar desinteresadamente. Necesitamos a ese Dios tangible para poder enamóranos de Él. More humano. El Cantar de los Cantares tiene la audacia de presentar los amores de Dios y el hombre como son los amores del hombre. Nosotros amamos a lo humano. Menciona a Handy cuando se pone rojo cuando lo pillan en una travesura. Necesitamos que nuestro corazón lata de amor. El hombre ama con su cuerpo y con su alma. No sabemos querer de otra manera. Jesús es un hombre perfecto. En Él está la plenitud de la divinidad. Cuando nos mira Jesús, es Dios mismo el que nos mira. Por eso decimos que Dios murió en la Cruz. Menciona a Lope. En esto cabe un peligro de la espiritualidad cristiana: el pietismo, o una espiritualidad de las beatas o caras acarameladas, puramente sentimentalista. Hoy día no se da esta enfermedad, pero se dio en los tiempos anteriores. Hoy no se da esa espiritualidad sentimental porque hoy no hay espiritualidad. Hay que huir del Cristo sentimentaloide. Necesitamos el sentimiento, pero debemos huir del sentimentalismo. Y ¿cómo se evita caer en este peligro? En la vida cristiana todo es una paradoja. Hay que guardar un equilibrio. El que consiga este equilibrio ha conseguido la santidad. Al más pequeño descuido, hemos perdido este equilibrio. Se evita caer en este peligro cuando uno se deja conducir por el Espíritu Santo. No hay que caer ni en un integrismo ni en un pietismo o sentimentalismo. Nos dejamos llevar del Espíritu cuando obramos según el Espíritu de Jesucristo: cuando trato de que mi corazón este limpio, o trato de no cosifico a los demás, o si trato de ser obediente y fiel a la Iglesia, si yo amo a la Virgen, estás cosas concretas son las que me dicen si me estoy llevando por el Espíritu. Crítica a los carismáticos. El Espíritu nos llevará a Jesús, perfecto Dios, perfecto Hombre, y de ahí a la santidad.
Resumen:
Resumen
Comentario Técnico:
Buena calidad de sonido. Transcripción hecha con el programa Notta.