Para uso interno por el estilo de hablar del Padre. La charla empieza ya con el Padre hablando sobre el cariño que le tiene tanto a sus hijos como a sus hijas. A la gente se la quiere con el corazón de Dios y con limpieza. Dios te da esta limpieza si tu quieres recibirla. El Padre habla del trato con las chicas. Esto es importantísimo. La gente llega hasta nosotros buscando a Dios. Me queda la tranquilidad de conciencia de haber obrado siempre un buen ejemplo. Nunca me ha gustado las tontunas con las crías. Es un terreno en el que habéis de andar muy delicado. Hay que consultar el reloj. Quiero llevar a mis hijas a la Alegría Perfecta. Soy un vehículo hasta Dios. Otra cosa es cosificar a las personas, instrumentalizarlas para nuestro gusto. Y esto conduce a la amargura. El egoísmo conduce al vacío. Nadie en el mundo te puede llenar el corazón. El ejemplo de los sultanes que tienen tantas mujeres y no son felices. El Padre cuenta que de pequeño leía "Las mil y una noches". Es sorprendente como en el mundo están hasta las narices de las cosas, y buscan a Dios. No debemos ser groseros. No debemos ser chabacanos. El Padre comenta cosas concretas del modo de trabajar los chicos en la cocina. Si no se hace esto bien, no se hará bien el apostolado que por sí es difícil, como el de las chicas. Tiene mucha importancia el hacer bien las cosas. El Señor que no sirve para fregar los platos, no sirve para ser sacerdote. Comenta que alguien le decía que hizo bien en hacerse sacerdote porque no servía para casado. Y el Padre le contestaba que, si no sirve uno para casado, no sirve para sacerdote. Luego habla sobre el encargado del cine, que no sabe por dónde venían las películas. Menciona a Parra y a Salvador como técnico de cine. Menciona a lo que había dicho esta mañana sobre tener una mente limpia para dar el máximo y sentido común a chorro. En el apostolado con chicas hay mucho autoengaño. Si entra el autoengaño se acaba el apostolado.