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Homily

Homily del 22 de octubre de 1979

Charla ID:

1979.10.21.H

Título:

La petición de los hijos de Zebedeo

Duración:

0:20:03

Temas:

Palabras Clave:

Fecha Litúrgica:

Domingo 29º del Tiempo Ordinario (B)

Texto Bíblico:

Mc 10: 35-45

Comentario:

Maravillosa homilía del Padre para el público. La visión de estos hermanos era la gloria y el poder tal y como lo entienden los hombres. Pero hay algo mejor, compartir la vida, los sufrimientos y la muerte del Maestro. El Señor invita a la gente a que le sigan, compartiendo su muerte. En el evangelio hay una dialéctica de renuncia y seguimiento. Primero la renuncia y luego, el seguimiento. El joven rico. El amigo del esposo que le acompaña y le sigue, se alegra con la voz del esposo. No hay mejor cielo que la amistad con Jesús y la alegría perfecta. "Yo estaré para siempre con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos". Hemos sido llamados a esto, al amor. "Para que donde yo estoy, estéis también vosotros". Se trata de la comunión de vidas. "Ya no soy yo el que vive, sino que Cristo viven en mí." Aquí en la tierra comprenderemos que Jesús está en el Padre y nosotros en Él. "Quiero que mi Alegría sea perfecta en vosotros". Entender la religión como salvación personal o como justicia social, es muy pobre. La religión es estar con Jesús e identificarse con Él. La clave está en la parábola de las diez vírgenes que salieron al encuentro del esposo. "Qué llega el esposo, salid al encuentro" Esto es la esencia del Evangelio. "Padre quiero que los que tu me has dado estén también conmigo donde yo esté". La felicidad consiste en estar con el amado. Quedarse en la posesión de las cosas es quedarse en el aburrimiento porque las cosas no nos pueden amar. Esto sería un anticipo de la eterna condenación. El hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. En la Trinidad, todos viven proyectados hacia los otros. El hombre tiene que ser igual. La caridad es el único mandamiento y por eso cuando amamos somos una perfecta imagen de Dios. "Yo ya no os llamaré siervos sino amigos". Esta frase marca la diferencia entre el Antiguo Testamento y el Nuevo. Frente a esto la religión del odio y de la lucha de clases, es una anti religión o un Anticristo. El amor es contemplación en el rostro del otro.

Resumen:

Resumen

Comentario Técnico:

Buena calidad de sonido. Transcripción hecha por Paulino

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