Homilía muy buena para el público si no tuviera el defecto que he puesto en el comentario técnico. El Padre cuenta que en sus primeros años le tocó enterrar a una monja en un convento y narra cómo sucedió todo. La enterraban sin ataúd. Cuenta también que en Tambo vivía solo y por las ventanas de su cuarto se veía el cementerio. Eran muy descuidados para los cementerios y las tumbas estaban medio abiertas. La necesidad de ser la sal de la tierra para preservar de la corrupción espiritual. Narración de la muerte de Lázaro. El Señor comenzó a llorar. El Señor dio un gran grito: "Lázaro, sal fuera". Estaba envuelto en un sudario. Hemos de ser la sal para un mundo corrompido, y hemos de llevar la vida a un mundo muerto, porque El dijo, "Yo soy la vida". El es la pureza, y la antípoda del pecado y de la corrupción. "¿Quién puede argüir contra mía de pecado?" Estamos asistiendo a un ambiente de lujuria por todas partes. Ante eso, sed la sal de la tierra que preserve de la corrupción. Leer el artículo de Rafael Gomez Perez sobre la "filosofía de la liberación sexual, en Nuestro Tiempo."