Homilía
Homilía del 6 de mayo de 2012
Charla ID:
2012.05.06.H
Título:
La tristeza y la necesidad de la ausencia del Señor
Duración:
0:42:44
Temas:

Palabras Clave:
Fecha Litúrgica:
Texto Bíblico:
Jn 16: 5-14
Comentario:
Primera homilía de este domingo. El Padre habla del emotivo mensaje del evangelio de hoy. Y vuelve a leer el evangelio. Tristeza y Alegría. Es muy comprensible la tristeza. Menciona a Leon Bloy, la única tristeza es la de no ser santos. Hay una tristeza aún mayor: la ausencia del Señor. Nada se puede comparar a la desgracia de percibir la ausencia del Señor. Parece como si el Señor estuviera más ausente de nosotros. Y especialmente en el mundo de hoy. La tristeza de vivir como paganos. La tristeza de no darse cuenta de no vivir en Dios. Buscamos la felicidad en nuestra vida. Todos los hombres buscan esto. Y la buscamos porque nuestro corazón lo necesita. Así nos hizo Dios. "... nuestro corazón está inquieto..." Pero buscamos la felicidad en cosas que no la poseen. El objetivo de nuestro corazón es Dios. "Buscad las cosas de arriba..." El Padre recita la estrofa final "ya dulce amigo..., antes que el tiempo muera en nuestros brazos". San Pablo hablaba del tiempo es corto. Y también de la relatividad de las cosas de este mundo. 1 Cor 7: "El tiempo es corto..., los que tienen mujer como si no la tuviesen..." Las cosas de este mundo son secundarias y relativas. "Marta, Marta, estás demasiado atareada..." Una sola cosa es necesaria. "¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero..." Tantos malvados que tienen éxito hoy día y sus crímenes quedan impunes. La búsqueda del Señor debe ser nuestra mayor preocupación. "En el lecho entre sueños, por la noche, busqué al amado de mi alma..." "El que me sigue no anda en tinieblas..." El vacío de la gente. "Hijitos míos, todavía estoy un poco con vosotros..." ¡Si fuéramos conscientes de lo que significa la ausencia del Señor..." La división en la Iglesia, conciliares, tradicionales, tridentinos... etc. El Padre habla de la situación en Hispanoamérica. Una situación muy delicada. Pero no es tan grave como la de EE. UU y la de Europa. Más que nunca necesitamos la presencia de Cristo, pero se nos ha ido. "No os pongáis tristes porque os conviene que yo me vaya..." El Espíritu es el mutuo amor del Padre y del Hijo. Si Cristo se hubiera quedado no hubiéramos podido vivir el Espíritu de Jesús. "Os he dicho estas cosas para que cuando llegue la hora veáis que yo ya os lo había anunciado..." Si Cristo se hubiera quedado con nosotros, no podríamos demostrar a Dios que lo amamos por fe. "No os dejaré huérfanos..." "¿Adónde de te escondiste..." "Subí hasta las estrellas pensando que en alguna iba a encontrar vestigios de..." Nos deja su propio Espíritu. La importancia de los sentimientos del corazón. Ahora hemos sido llamados a sufrir con Cristo. La alegría recobrada. "¿Quiénes son estos? Aquellos que lavaron sus túnicas..." Los verdaderos discípulos del Señor son los pequeños. Crítica a los católicos que no van a misa. "Mientras vivimos en el cuerpo..." La nostalgia de la persona Amada. No nos entristezcamos por lo que estamos viendo. Esto va a ir a peor. El Espíritu estará con nosotros. Y la realidad que nos aguarda es inexpresable. Pero ahora ya la podemos empezar a saborearlas.
Resumen:
El Padre resume el Evangelio del cuarto domingo después de Pascua, que contiene las palabras de despedida de Jesús a sus discípulos en la Última Cena. Jesús les anuncia que se va al Padre, lo cual entristece a los discípulos. Sin embargo, les dice que es conveniente que se vaya para que pueda enviarles el Espíritu Santo. El Padre reflexiona sobre la ausencia de Jesús en nuestras vidas y en el mundo actual, que se ha vuelto contra Dios. Explica que esta ausencia debería provocar en nosotros un sincero deseo de buscar a Dios, pues solo Él puede sacarnos de la confusión y oscuridad en que vivimos. Aunque la ausencia de Jesús nos entristece, el Padre recuerda que Él prometió no dejarnos huérfanos y que volverá. Mientras tanto, nos dejó su Espíritu para consolarnos y guiarnos. Vivir por fe, sin ver a Jesús físicamente, nos permite demostrar nuestra confianza en Dios y compartir los sufrimientos de Cristo. El Padre concluye animando a no entristecernos demasiado por la situación actual del mundo, pues contamos con la promesa de Jesús. Nos exhorta a dejar de dar tanta importancia a las cosas mundanas y a ver el sufrimiento como algo que nos acerca a Cristo. Finalmente, pide la intercesión de la Virgen María para que nos dé luz para comprender el mundo que nos rodea y vivir según el Espíritu de verdad.
Comentario Técnico:
Buena calidad de sonido