Resumen: El Padre aborda la crisis de apostasía que atraviesa actualmente la Iglesia, señalando que es la mayor de su historia. Describe dos grupos principales entre los que aún mantienen vínculos con la Iglesia: 1. Los que creen haber cumplido suficientemente con Dios y no le deben nada más. 2. Los que han roto lazos con la Iglesia o han abandonado la fe. Ambos grupos coinciden en pensar que no deben nada a Dios o que Dios les debe a ellos. El Padre compara esta actitud con la parábola del fariseo y el publicano, donde el publicano humilde fue justificado ante Dios. El Padre lamenta la pérdida del sentido del pecado y de la necesidad de confesión en la sociedad actual. Recuerda la misericordia infinita de Dios, dispuesto a perdonar a quienes se arrepienten sinceramente, como en la parábola del hijo pródigo. Advierte sobre el peligro de burlarse del amor de Dios y recuerda las palabras de Jesús sobre el pecado contra el Espíritu Santo. Señala que esta apostasía general fue profetizada en las Escrituras. Finalmente, exhorta al "pequeño rebaño" fiel a tomarse en serio el Evangelio y vivir auténticamente la fe en estos tiempos difíciles. Insta a hacer de Cristo el centro de la vida, no conformándose con un cristianismo de mínimos, sino amando a Dios con todo el corazón.