El Padre reflexiona sobre la figura de San Francisco de Asís, destacando su profunda comprensión y vivencia del Evangelio. Señala que San Francisco entendió el mensaje de Cristo de manera literal y radical, lo cual contrasta fuertemente con el mundo actual. Destaca aspectos clave de la vida del santo: - Su amor intenso a Dios y su identificación total con Cristo, llegando incluso a recibir los estigmas. - Su capacidad de diálogo y comunión con toda la creación, desde los animales hasta los elementos naturales. - Su búsqueda de la "perfecta alegría" en la pobreza, el sufrimiento y la humillación por amor a Cristo. - Su rechazo al materialismo y hedonismo, valores opuestos al mundo actual. El Padre contrasta la figura de San Francisco con tendencias modernas como el énfasis excesivo en lo social sobre lo espiritual, la pérdida del sentido del sufrimiento cristiano, y un diálogo vacío que no produce frutos. Concluye que la santidad verdadera, como la de San Francisco, implica compartir la pasión de Cristo y ser incomprendido por el mundo, pero que el santo nos espera en el cielo e intercede por nosotros en nuestro camino espiritual.