top of page
< Regresar |
00:00 / 01:04
00:00 / 01:04
Female Icon Red.png
9761203_hairdressing_kids_hair style_barbershop_boys_icon.png
9761203_hairdressing_kids_hair style_barbershop_boys_icon_edited_edited_edited.png

Homilía

Homilía del 1 de febrero de 2009

Charla ID:

2009.02.01.H

Título:

Las graves consecuencias del miedo de la Iglesia actual ante el mundo

Duración:

0:40:25

Temas:

Palabras Clave:

Fecha Litúrgica:

Texto Bíblico:

Mt 8: 23-27

Comentario:

La victoria es la consumación final de la vida cristiana. La corona se da a los que vencen en el combate. "¿Cómo puede haber corona sin victoria?" Al ángel de Éfeso: "Y al que venza le daré a comer del árbol de la vida..." "La vida del hombre sobre la tierra es milicia". Es una lucha de constante vigilancia. San Pedro decía: "Vigilad y orad porque el demonio..." Las vírgenes necias no estuvieron vigilantes. El enemigo sembró cizaña mientras dormían los hombres. La vigilancia y el combate son consustanciales al cristiano y está dicha por el Señor: "Vigilad y orad..." "Si el dueño de la casa supiera la hora..." La Iglesia se ha considerado siempre como la barca de San Pedro. Es la Iglesia militante. Esto ha sido así durante muchos siglos. Así fue hasta mediados del siglo XX. A partir de esta fecha se produce un golpe de timón que cambia la Iglesia. Con Juan XXIII se comprende que la Iglesia militante es un concepto que debe ser cambiado por Iglesia tolerante. Ya no se trata de convertir sino de llegar todos a un punto común, una religión sincretista. Pero los acontecimientos posteriores nos lo hicieron comprender. Esto tuvo unas consecuencias desastrosas. ¿Por qué este cambio? El miedo invadió la Iglesia, incluidos a la jerarquía. El Pacto de Metz. La actitud de Juan XXIII fue continuada con Pablo VI. Fue el miedo a los avances de la ciencia y el del comunismo. El miedo está unido a la falta de fe. Lo vemos en el evangelio de hoy. El cristiano no puede moverse por el miedo. Debido al miedo surgió el problema del pacifismo. La paz del mundo y la paz de Cristo. "Mi paz os dejo..." Diferencias entre la paz del mundo y la paz de Cristo. La guerra justa y la legítima defensa. La utopía de que no existan guerras en el mundo. Siempre han existido guerras en el mundo. "Mis pensamientos no son vuestros pensamientos". El mundo jamás aceptará consenso con la Iglesia. El diálogo de la Iglesia con las otras iglesias es un fracaso. El consenso es imposible cuando las doctrinas son opuestas. "No os unáis en un mismo yugo con los infieles..." El Padre vuelve con el tema del pacifismo y la guerra. San Pablo se reía de los pacifistas: "Cuando estén clamando "Paz y seguridad"..." ¡Ved la situación del mundo actual! ¿Por qué tanto miedo a hablar de Jesucristo? Las palabras de Jeremías: "Estos tales pretender curar el quebranto de mi pueblo..." "He combatido un buen combate..." "No penséis que he venido a traer la paz..." La existencia cristiana es una situación de rebeldía. Los cobardes irán al infierno. Los católicos que defienden el aborto y la homosexualidad. "El Reino de los Cielos padece violencia..." La jerarquía de la Iglesia se toma esto en broma. Hay que complicarse la vida si quieres ser cristiano. Hay que predicar la verdad y ser un buen pastor. "Las aves del cielo tienen nido..." Se trata de dar un vuelco total a nuestra vida. Hoy vivimos un cristianismo adulterado. La historia de la madre de los Zebedeo. "¡Podemos!" "He aquí la victoria que vence al mundo..." "Yo he vencido al mundo".

Resumen:

El Padre expone que la victoria es la consumación normal de la vida cristiana, pero esta victoria requiere lucha y combate constante. Explica que la vida del cristiano debe ser una de vigilancia continua contra las asechanzas del enemigo, como lo enseñan las Escrituras y la tradición de la Iglesia. Señala un cambio importante a mediados del siglo XX, cuando la Iglesia pasó de ser "militante" a adoptar una postura más "dialogante" y "tolerante", especialmente a partir del Concilio Vaticano II y el papado de Juan XXIII. Argumenta que este cambio se debió principalmente al miedo ante los avances del comunismo y la ciencia, lo que llevó a pactos como el de Metz. El Padre critica duramente esta transformación, argumentando que el concepto de paz cristiana ha sido reemplazado por un pacifismo mundano que no corresponde con las enseñanzas de Cristo. Sostiene que la verdadera paz de Cristo es diferente a la paz del mundo, y que la existencia cristiana implica necesariamente lucha y enfrentamiento con los criterios mundanos. Concluye enfatizando que el cristianismo auténtico requiere valentía y disposición al sacrificio, no complacencia con el mundo. Cita extensamente las Escrituras para demostrar que la fe es incompatible con el miedo y que la victoria solo viene a través del combate espiritual.

Comentario Técnico:

Buena calidad de sonido.

bottom of page