Nuestra vocación es la de dar testimonio de Jesucristo. Todo está dirigido hacia Jesucristo. "El es el alfa y la omega". La creación fue motivada para Cristo. "En él fueron creadas todas las cosas..." La función de la Iglesia es la de dar testimonio de Jesucristo. Las desviaciones doctrinales y morales han conseguido variar estos objetivos de dar testimonio de Cristo. Por ejemplo, hoy se dice que el sacerdote moderno ha de dar testimonio de pobreza, de que está con los oprimidos y a favor de los débiles, de la paz y los derechos humanos, pero no de Cristo. Referencia a la Madre Teresa que se hizo pobre por amor a los pobres. Esto es una incongruencia. La pobreza sin amor es una utopía. 1 San Juan: "En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios..." San Pablo corrobora en la 1 Cor: "Aunque repartiera todos mis bienes..." Los filántropos millonarios para el calentamiento global tienen otras motivaciones ocultas. La pobreza sin Jesucristo no es nada. El cristiano está puesto para dar testimonio de Alguien. Flagelarse por flagelarse es masoquismo. "Jesucristo siendo rico se hizo pobre por amor a nosotros..." El sacerdote más que el cristiano es testigo de Cristo. "Seréis mis testigos en Jerusalén..." El cuento de la rosa y del ciego. "Eres tu una rosa..." Si vieran en nosotros a Cristo, sobrarían tantas cosas en nuestro mundo. "El Espíritu dará testimonio de mí..." "Vivo yo, pero ya no vivo..." "Tened los mismos sentimientos de Cristo Jesús". Debemos dar el testimonio de El. Si al predicar me preocupo de no molestar, me busco a mí mismo. El auto protagonismo es anticristiano. Debemos menguar. Debemos desaparecer para que aparezca Cristo. Y por esto seremos expulsados y perseguidos por esto. La gloria que recibiremos en el Cielo.