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Homilía

Homilía del 26 de mayo de 1996

Charla ID:

1996.05.26.H

Título:

El Espíritu Santo solamente habla del Señor

Duración:

0:13:25

Temas:

Palabras Clave:

Fecha Litúrgica:

Pentecostés

Texto Bíblico:

Jn 20: 19-23

Comentario:

Muy difícil y complicado hablar del ES. Hay cosas que no se pueden aprender por correspondencia. Eso le pasa al Amor, que no se puede aprender sin acercarse a él. Por eso es difícil hablar del Espíritu Santo. Se puede hablar de sus frutos, como decía San Pablo. Pero la Persona del ES, no es solamente conocida por sus efectos. Tendríamos que preguntarle a Él: ¿Quién eres? No comprendía cuando me hablaban de la necesidad de la "devoción" al ES, o de las novenas al ES. Siempre que intentaba hacerlo, acababa hablando con el Señor, sin darme cuenta. Pero sin saberlo yo, ésa era la postura correecta. El ES nos conduce a Jesucristo. Al final siempre acabamos hablando de Jesús. La tarea difícil que aparece ante vosotros en este mundo anti-deísta, que ha rechazado a Dios. Parece que se corta algo. Pequeña explicación sobre la voluntad del Padre y del Hijo.

Resumen:

El Padre comienza reflexionando sobre la dificultad de hablar del Espíritu Santo, aunque aclara que esta dificultad no radica en la complejidad del Espíritu Santo mismo, sino en nuestra limitada capacidad para comprenderlo. Explica que el Espíritu Santo es Dios mismo y, por tanto, es infinitamente simple, siendo el Espíritu de la verdad. Compara el conocimiento del Espíritu Santo con el aprendizaje del amor, señalando que no se puede aprender teóricamente sino por experiencia directa. Menciona que muchos sacerdotes hablan de los frutos del Espíritu Santo (como la caridad, el gozo, la bondad), pero advierte que hablar de sus efectos no es lo mismo que hablar de su esencia. Comparte su experiencia personal como seminarista, cuando intentaba tener devoción al Espíritu Santo pero invariablemente terminaba pensando en Jesucristo, lo cual, explica, es precisamente el papel del Espíritu Santo: conducirnos hacia Cristo. Enfatiza que el Espíritu Santo no busca hablar de sí mismo, sino que se presenta como el amor que Jesús y el Padre nos tienen. El Padre subraya que el amor a Jesucristo solo puede venir a través del Espíritu Santo, y que la verdadera felicidad y plenitud espiritual son fruto de su presencia. Advierte que el vacío y el desánimo son resultado de su ausencia. Concluye reflexionando sobre la misión actual de los cristianos en un mundo que ha rechazado a Dios, señalando que esta tarea requiere una presencia especialmente fuerte del Espíritu Santo.

Comentario Técnico:

Buen sonido.

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