Para uso interno por el estilo de hablar del Padre. En el minuto 35: 18, el Padre habla de la consagración de la Virgen María. El Padre lee el evangelio. Hay una dialéctica de presencia y ausencia en el amor divino. Es preciso que el Señor se ausente. "Os conviene que yo me vaya..." Esto es necesario para poder poseer el Espíritu del Señor. Esto también se manifiesta en el libro del "Cantar de los Cantares". Después de la tragedia del pecado original, la prueba suprema del amor es la muerte. "Nadie demuestra amor más grande..." La auténtica prueba de la presencia del Espíritu es la cruz. En el sufrimiento está la prueba de la presencia del Espíritu. La muerte de Cristo es la manifestación del amor de Dios por nosotros. La cruz sigue siendo escándalo para los cristianos de hoy día. No os dejéis engañar. Un acto de obediencia es más valioso que un milagro. El Padre quisiera dar la vida por nosotros. Los carismas y los gritos, no implican que hay está el Espíritu. Termina el Señor con unas palabras del Señor que siempre le han impresionado al Padre: "y yo le amaré y me manifestaré a El". El Padre habla de lo que pasará cuando él no esté con nosotros. El amor al Señor requiere la presencia y se nos manifieste. Crítica a la desmitologización del evangelio. Tratarán de volatizar vuestra fe. Si caéis en la trampa, estáis perdidos. Crítica a los protestantes y el modo que ellos piensan sobre la eucaristía. El cariño de los hombres sólo se consigue cuando se los ama. El Padre hace una referencia a la música que vieron el día anterior. Los verdaderos santos han sido poetas. Y esto es lo que arrastra a la gente. No seáis tontos y no os dejéis engañar. Y aquí el Padre empieza a hablar de la consagración a la Virgen María, aunque no deja de hablar del tema principal. El Padre habla de cómo fue su rato de oración el día anterior. El mayor honor de un hombre haber combatido al lado del Señor. "Bienaventurados cuando hayáis sufrido por causa de mi nombre" La perfecta reciprocidad en el amor.