Muy buena meditación para el público. El Padre lee el evangelio al principio. Después analiza el puesto que el Señor ocupa en nuestro corazón. El Señor debe ser el Alfa y la Omega en nuestra vida. No es suficiente lo que pensemos de Cristo en privado, sino que se necesita que lo digamos en público. Hay que dar un testimonio escandaloso, sobrenatural. El Padre leía un ensayo sobre el Quijote de Von Balthasar y se llevó una decepción. La locura de D. Quijote, ¿era humana o divina? La locura de D. Quijote es una locura que se queda a medio camino. La locura de D. Quijote es ridícula porque no es una locura total. Es ridícula porque no asienta los pies en la realidad. San Francisco de Asís estaba más loco que el Quijote, pero su visión del mundo estaba asentada en la realidad. El mundo no se arregla con una espada. El Nuevo Testamento habla de la locura divina. El Evangelio de hoy es disparatado: te lo ha revelado mi Padre que está en lo alto. Jesús edifica la Iglesia sobre el más voluble de los apóstoles. El Padre comenta su impresión sobre el final de D. Quijote. El idealismo de D. Quijote no podía llegar a ninguna parte. Cervantes tenía razón. Debemos ser radicales en nuestra entrega a Dios. Y hoy, la predicación insulsa del pacifismo, o cosas por el estilo. Hoy se habla del hombre como colectivo y no como hombre personal individual. El Padre recita su poesía: "Si de nuevo me vieres..."