En el naufragio general de la película, se salvan los indios, especialmente el gran jefe. Era un gran soñador. Las flechas y los arcos no servían contra los rifles de repetición de los yanquis. Los blancos destruyen la vida. Un mundo en el que los hombres no seamos seres humanos, este mundo ya no tiene sentido. Y si hemos llegado a ese punto más valdría que fuera destruido. Pero los mismos sueños del viejo jefe indio son cumplidos. Para ser realistas hay que amar de veras. El Padre dice que para ver películas hay que tener intuición, y él la tiene porque para ver profundamente hay que amar. El Padre siempre ha sido un hombre que ha comprendido el mundo. Pero los hombres le han tachado a él de visionario. Pero este mundo ya no sabe amar. Y esto que le pasa al Padre, nos pasará a nosotros. Lo que nos dará visión de las cosas y realistas, es el amor, que es la suprema y máxima realidad. El mundo no conoce a Cristo, pero nosotros hemos visto a Cristo, y por eso viviremos. Cuando los hombres vivan soñando y nosotros en la realidad, nos tratarán de ilusos, porque el demonio es el padre de la mentira. Hubo un hombre entre los blancos que parece que estaba cuerdo, y ese era el general Custer. Esta película no puede gustar en el mundo occidental. Hoy día no se sabe dónde está lo ridículo y donde lo cuerdo. Acudamos al Señor que es la Verdad y el Camino. Esto fue lo que le faltó al viejo indio. Los blancos intentan destruir la vida. "Yo soy el Camino,.." Demos gracias al Señor de haberse tropezado con nosotros. Y de habernos enseñado a amar a nuestros hermanos.