La primera charla es una lectura de luna obra sobre el ciego Bartimeo, o un libro que habla sobre este evangelio. Al principio lee el evangelio Juan Andrés. El Padre apenas hace algún comentario. La segunda charla el Padre habla de los consejos a los sacerdotes y cómo él no tuvo eso cuando se ordenó. Tanto Juan Andrés y Lope tienen esa ventaja sobre él. Se requiere docilidad y humildad. La gente que nos quiere, nos avisan porque nos quieren. Los sacerdotes jóvenes tienen falta de experiencia y cometen errores. Pero esto es providencial. Debemos aceptar los consejos que nos dan los que nos quieren. Esta aceptación es agradable a Dios. El Padre recuerda sus primeros años, cuántos errores, pero con muy buena voluntad. ¡Qué forma de dar palos en el aire! Hay que dejarse aconsejar. Los consejos no miran la edad. Menciona a Angel María. Pero el de los viejos, es el consejo de la sabiduría. Aunque no tienen el monopolio de la sabiduría. El rodaje de un sacerdote puede terminarse antes si se es dócil. El día que no se acepten consejos, ese día estamos perdidos. Esto es grave. Sed jóvenes de espíritu, y estad en actitud discente. "No os dejéis llamar maestros..." "Sed siempre niños..." Risas. Debemos ser siempre sencillos y pequeños. Y que nos dejemos aconsejar. Y agradecidos del consejo. Y dar consejos pero no ser doctorales. Menciona a Paulino.