Continuación de la meditación del día. El Padre sigue insistiendo en la comparación de San Pablo para explicar la unión de la Iglesia con Cristo. En nuestras relaciones con el Señor, lo vemos como maestro y juez. "Vosotros decís que soy Maestro..." Más allá del título de Señor, está el título de alguien que nos pertenece. Dice esto después de lavarles los pies a sus discípulos. Es algo que se nos escapa. Pero es esencialmente el amor. Cristo se entrega a su Iglesia. "Este es mi cuerpo..." No es su divinidad, su alma humana, es su cuerpo en totalidad lo que se nos da y se nos entrega. Los textos sagrados nos hablan de cómo quiere entregar su espíritu. Este aspecto se nos escapa. La Presencia del Señor en la Eucaristía se nos escapa, al igual que el hecho de la Encarnación. Hemos de volver a la devoción a la humanidad de Jesús, como San Bernardo o San Buenaventura. Por eso fueron amadores de Dios. Y no hablemos de San Francisco. El Señor no es un ser extraño a nosotros.