El Padre empieza hablando del cristianismo aguado y de la sal que se vuelve sosa. Los que tendrían que proclamar la Palabra de Dios no lo hacen. El Padre hace referencia a la charla dada por la mañana. Y luego a algo ocurrido en el Pedregal. A los niños se les puede hablar de oración y mortificación durante tres cuartos de hora y los niños acaban felices. Hoy día no se cree que se pueda hablar a los niños de cosas como mortificación y oración. Los niños pueden comprender cosas como la valentía, la nobleza de corazón, y entender el evangelio: "El que quiera venir conmigo..." Hoy se habla del compromiso, del hambre, etc. "Si la sal se vuelve sosa..." El Señor nos ha llamado a vivir el cristianismo en profundidad. El Padre habla del apostolado en Cuenca del Ecuador. El Padre cree en el don de profecía. "Yo quiero para vosotros todos estos carismas..." Estas cosas las vivían los cristianos antiguos. Hoy se vive un cristianismo achatado. Las conferencias episcopales están orientadas por expertos. Nosotros tenemos el patrimonio del amor verdadero y la alegría verdadera. Nosotros amamos al Señor. Nos sentimos hermanos, un solo corazón y una sola vida. Podemos vencer si vamos inundados del espíritu del Señor.