El Padre distingue entre Santa Teresa de España y Santa Teresita de Lisieux. Era francesa y de finales del s. XIX. Murió jovencita. Sintió la vocación muy de jovencita. Pidió entrar en el convento antes de cumplir la edad. Toda su vida es un prodigio de entrega al Señor y de amor a los demás. El Padre recuerda cuando era joven y leía el libro de "Historia de un Alma". Murió sumamente joven. Sufrió muchísimo. Cogió la enfermedad de tuberculosis, cuando no se curaba. Cuenta la historia de cuando ella vomitó por la noche y no quiso llamar a nadie para no molestar. Su grado de obediencia y humildad fue extraordinario. Vivió: "Si no os hacéis como niños..." Cuenta la historia de una monja que le tenía antipatía a esta santa. Pero llevada de su amor a Jesús se puso a quererla de tal manera que la hermana le decía: "¿Qué es lo bueno que habéis visto en mí?" El Padre cuenta los últimos meses de su vida. Pruebas y tentaciones y sufrimientos a las que Dios la sometió. Tuvo tentaciones contra la fe. Cuando el Padre lloraba leyendo su libro hubo algo que le impresionó, el último capítulo que ya no lo escribió ella, sino su hermana. Un día o dos antes de su muerte, en la ventana de su celda, se posó una tórtola y comenzó a cantar, aunque no era tiempo de ello. Y se acordó de "y el canto de la tórtola se ha dejado oír..." Tendríamos algo que aprender de esta santa: su espíritu de fortaleza, reciedumbre y sacrificio.