Día muy adecuado para pensar en lecciones importantes con respecto a nosotros. Solemos medir las aptitudes para el sacerdocio con criterios humanos. La pureza y la castidad vale más que cualquier cosa del mundo, más que todas las cualidades humanas del mundo. También la virtud de la obediencia y la docilidad, no fundamentada en motivos tácticos. Son muy pocos los que viven esto. Esto pondría las bases de una vida sacerdotal a la divino. Dios quiere coger a un hombre que con su pequeñez y hacerlo capaz de confiar en Él y hacerlo santo. La conciencia de que somos nada o no servimos es necesaria para la vocación. Todo es gracia. Nosotros ponemos nuestra confianza en Él. Las obras de Dios las hace el amor. El amor es lo que hace convertir a la gente. El que no está convencido de esto es porque no tiene fe en Dios. En Burgos y en Pamplona hay mucha gente buena y preparada, pero santos y dóciles... La necesidad de la lucha diaria. Hoy se fundamenta todo en los criterios humanos. Pedidle al Cura de Ars que no le deis demasiada importancia a los criterios humanos.