El Padre sigue leyendo sus folias del Cantar en las páginas 104-105 correspondientes a la edición de 1984. "El beso es una tentativa de realizarse..." Es un intento, un atisbo. Es un loco intento. Se sabe a priori condenado al fracaso. Las filosofías orientales que hablan de perderse uno en un Dios en cuyo seno encontramos nuestro ser a costa de perder nuestra personalidad. Los amantes quieren fundirse en el otro, pero reafirmando la propia personalidad, porque el amor es la expiratio de dos que se aman. La fusión de vida no significa la fusión de las dos personas en una. El Espíritu procede del Padre y del Hijo. La doctrina del Filioque. Las fantasías orientalistas obedecen a una falsa idea de lo que es el amor. Siendo Dios tan superior a nosotros, en esa relación de amor que tiene con nosotros, nuestra personalidad queda más reafirmada. Y esto se ve en los santos. El santo es el hombre perfecto. El hombre ve reafirmado su propio yo en la relación de amor con Dios. "Vivo yo, pero ya no soy yo el que vive..." Menciona a Lope. "El deseo de perderse en el otro..." El amor humano es una participación del amor divino. El beso en el amor humano es un intento, es una frustración. Es una frustración porque es temporal. No se conoce un beso de amor humano que sea eterno. Es una frustración porque no hay una fiducia total. El amor humano está sujeto a la infidelidad. Y es una frustración también porque la entrega en el amor humano no es en totalidad. "En cambio en el amor divino-humano.." Esto lo dejaremos para mañana.