El rechazo de Dios por parte de los hombres. Sabemos el vacío tremendo de la juventud y lo vemos en nosotros cuando nos apartamos de Dios. ¡Cuánto trabajo nos cuesta amar a Dios! Hemos sido llamados a reparar este rechazo, y el rechazo de la juventud a Dios debe hacernos sufrir mucho. Nuestro estudio, nuestro trabajo tiene que ser una reparación por esto. El Padre se siente muy llevado de la tristeza y por eso lleva un cansancio. La tristeza que le produce leer los periódicos y escuchar las noticias. La segunda parte de la parábola es una llamada a ir a los cruces de los caminos. Hay que ir a la Universidad y a los colegios de primaria y secundaria. El Señor nos manda a los cruces de los caminos, pero no debemos ir desarmados. Tenemos que ir altamente enamorados de Cristo. Y con mucho trabajo, con pureza, y con una alegría que salga por nuestra cara. Si no lo hacemos así, entraremos en el grupo de los amargados. El mundo está en nuestras manos. Dios no hubiera castigado esas ciudades si hubiera encontrado al menos diez justos.